¿Qué se esconde en el Museo Salesiano de Ecuador?
Para la gran sorpresa del mundo entero, en un museo salesiano ubicado en Ecuador, se ubica la llamada “Colección Crespi”, una colección que deja sin poder respirar, a cualquiera que tenga el placer y privilegio de admirar.
Esta es una colección que durante muchos años estuvo en poder del Padre Crespi, este ilustre personaje poseía extraordinarias piezas arqueológicas con una antigüedad desconocida, de las cuales muchas se encuentran talladas en oro puro.
Aun cuando algunas de estas piezas presentan grabados jeroglíficos arcaicos, que hasta el día de hoy no se han podido descifrar, no se sabe exactamente a qué tiempo pertenecen estas piezas.
Tanto ha sido el asombro del mundo ante tal colección que, hasta ha llegado a ser catalogada como parte de los tesoros más asombrosos de Sudamérica.
La historia del Padre Crespi está llena de muchos misterios, te invitamos a seguir leyendo para conocer los pormenores.
Conociendo al Padre Carlos Crespi
El Padre Crespi nació en el norte de Italia, específicamente en Legnano, en el año 1891, estudió antropología en Milán años antes de llegar a convertirse en un sacerdote de la orden salesiana.
Durante el año 1923 Crespi fue asignado a ser el sacerdote de la Iglesia de María Auxiliadora en la ciudad de Cuenca, Ecuador; allí trabajó durante años enseñándoles a los indígenas acerca de la fe cristiana.
Con su arduo trabajo, se ganó el respeto y el cariño de los indígenas del lugar, quienes en agradecimiento le llevaban ofrendas, de este modo con el pasar de los años, el Padre Crespi logró coleccionar más de 50.000 piezas extraordinarias.
En el año 1935 Crespi comenzó a organizar su museo, este evento coincidió con la fundación del llamado Instituto Cornelio Tapia en Cuenca; durante la edificación y en medio de las excavaciones, Crespi presentó gran interés en conservar algunos restos del material arqueológico.
El Padre Rebelde y su Colección
Crespi comenzó su colección a partir de los restos arqueológicos, rescato parte de la herencia indígena; recibió donaciones de los indígenas locales, y también de otras fuentes, como agricultores, artesanos y coleccionistas privados, pero la colección creció muy rápido e impidió que Crespi lograra clasificar o datarla.
Pero debido a la gran cantidad de piezas únicas, el museo comenzó a hacerse famoso, Crespi creó la hipótesis de que las piezas pertenecieron a una globalización precolombina del pasado de América, y que tuvieron la influencia del Medio Oriente, Asia y África.
Esto fue mal visto ante los ojos del Vaticano; curiosa y extrañamente el 19 de Julio de 1962 se suscitó un incendio en el Instituto Tapia, en el cual se encontraban las piezas de colección de Crespi.
Se presume que el incendio fue provocado por el Vaticano, así como otras fuerzas que no veían bien esta historia alternativa a la historia Americana, que estaba siendo inculcada por el salesiano Padre Crespi.